Hoy el día empezaba ventoso pero despejado,
cosa bien distinta a la semana pasada cuando quise hace esta ruta pero con un día
muy nublado y cuatro gotas que me cayeron llegando a Begues me hizo abortar la salida.
Empiezo a las 9:00 justo después de dejar a mi niña en el cole, como la salida
iba a ser de mas de 50Km. y no conocía la dureza de muchos caminos, opto por el
camino mas “light” para subir a Begues. Así que cojo la carretera dirección Sant
Climent para tomar la pista a Can Borí, y allí me encuentro con Pedro, que como
todas las mañanas antes de empezar a currar en el Arte del Tatuaje sale al
monte a caminar con su fiera. Tras breves saludo me despido y sigo mi camino hacia
el llamado Km. 6, una vez allí cojo la carretera que sube de Gavá a Begues y asciendo
hasta llegar a “la cuesta del Borriquito” donde ya dejo la carretera y empiezo
a cruzar Begues por montaña, en mi camino voy dejando atrás Can Baró, Can
Rigol, Can Térmens, la antigua hípica de Begues, para coger el llamado “camino de los caballos”
antes de que pasaran las maquinas y lo dejaran liso y desvirtuado era un gran
camino tanto de ida como de vuelta, menos mal que todavía tiene los atajos
turroneros que estimulan el trayecto.
Acabando el camino de los caballos he cogido
un sendero que era parte de un GR. Seguramente una de las tantas variantes del GR.92
que estaba repleto de piedras blancas incrustadas al suelo, de escalones y
tramos de escalonacos imposibles en subida, me ha venido la imagen de Armand a
la cabeza, no sé por qué, je je.
Después ha tocado unos 500 m. de carretera
hasta el inicio del camino que nos lleva a la Morella, bien pronto este camino
nos da la bienvenida con un rampote de gravilla y dos de cemento, menos mal que
esta no es la tónica abundante de la subida, pero no quiere decir que no hayan
mas rampotes de cemento. La subida nos ofrece una vista diferente de la cantera
de Cal y del resto del entorno. En el camino dejamos atrás el Plà de les
Basses, el Puig de l´Escanyador y el Puig de la Bomba, en el cual des pues de
otra rampa de cemento observo que todavía me queda un trozo para llegar a la Morella.
La Cantera de cal |
Tras un corto y muy rápido descenso empiezan las últimas rampas. Ya arriba veo que no soy el único que hoy ha tenido la idea de subir a la Morella, hay tres personas mas, dos japoneses y una mujer española, uno de ellos me pregunta -¿has subido por las piedras?- señalando por donde iba a bajar y le comento que no, que mi intención es bajar por ahí, y me dice – ¡no te caigas! -.
Lo siguiente que hago es observar el
magnifico paisaje que tengo alrededor, sacar unas fotos del paisaje y unas
narcisistas mía y de la bici, y ataco al bocata de chorizo, ya que estoy a
media ruta.
Arranco la trialera y pronto descubro porque
se sorprendía el japonés, turrón del bueno, menudos escalonacos, pedrolos y con
inclinación. Tendrá algo mas de un Km. pero la verdad que agotador, a la postre
nada comparado con lo que haría mas tarde, una vez acabada salgo a la pista y
me dirijo hacia Can Grau, aquí empiezo un el tramo mas autentico, un sendero en
5 Km. y medio hago un descenso negativo de 280 metros, con todo tipo de
terreno, algo pedregoso, pedregoso y muy pedregoso, tenia que pedalear sobre
las piedras para no que darme clavado, pero tremendo, tremendo, y por ultimo
Flow rapidísimo. En este dejo atrás La trona, el Puig d´en Borregaire, el Turó
dels Cirerers, el Coll de la Llebreta donde pongo rumbo a Maset de Dalt.
Ahora toca de nuevo remontar para ir a buscar
nuestro objetivo final, Can Lluçà. Nos dirigimos hacia El Coll de la Guardieta,
pero no por la pista ni el camino sencillo, sino por camino y senderos con más encanto,
repechitos técnicos alternados con senderos más cómodos.
Pasamos por el Coll Blanc donde se me ofrece
una vista magnifica de la cantera, ahí comienzan de nuevo los rampotes de
cemento alternado con pista cómoda, pasando por Can Planes, Casa Vella y Rojals
de les Planasses y por fin Can Lluçà.
Empezábamos por sendero pedaleando con unas magnificas vistas y de pronto, un paso chungo, a pata, y a partir de ahí, turrón del bueno, bueno, del de Jijona. He sudado tinta y encima he tomado un par de atajos mas turroneros todavía, por desconocimiento del camino, que me lo han hecho pasar crudo, a media bajada había un descansillo para de nuevo tener que sacar lo mejor de mí, y pagar el peaje que me ha pedido una rama, la próxima vez con protes.
Una vez abajo en el Pueblo de Garraf, con la satisfacción
de la ruta, de la ultima trialera y con 43 Km. de montaña y 1060 m. acumulados,
solo quedaba los 13 Km. de carretera, no sin pararme antes en un mirador y
hacer una fotico de la Playa de Castelldefels
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